"No hicimos caso a nuestros abuelos, construimos desordenadamente donde no se debía y ahí está la realidad, más de 200 familias quedaron sin casa", dice Yujra, un curandero tradicional de 56 años, que apela a las hojas de coca para curar males y que vive a unos 50 metros del precipicio que dejó el deslave. ¿Geólogos aymaras? En Bolivia, Perú y Chile, cerca de dos millones personas hablan la lengua aymara, una cultura precolombina que ha sobrevivido hasta hoy y que busca recuperar la sabiduría ancestral. Fuente de la imagen, Fabian Yaksic Pie de foto, Un deslizamiento en Pampahasi, en 2011, confirmó que la zona es una "pradera frágil", como indica su nombre aymara. Por eso Yujra está molesto, porque si bien antes no existían geólogos en esa cultura prehispánica, los amautas y yatiris o sabios -como ellos los llaman- advertían a sus pobladores sobre dónde se podía construir. "Pagando el desprecio a la cultura aymara por largos años, construimos casas aquí en Pampahasi, sin atender a que su nombre mismo avisa que esta zona es una 'pradera frágil', que se mueve.
Fuente de la imagen, Fabian Yaksic Pie de foto, El crecimiento de las ciudades fomenta las construcciones en zonas peligrosas Y este conocimiento topográfico no es exclusivo de los aymaras. En febrero de 2014, diez personas fueron enterradas por un deslizamiento de tierra en la comunidad de Chullpa K'asa en Cochabamba, en el centro de Bolivia: el nombre del lugar significa "torre funeraria que se quiebra" en quechua, la otra lengua indígena más hablada en el país. "Podemos aprender mucho de nuestros idiomas", sintetiza el docente Chávez. En estos días en La Paz se discute cambiar el nombre de la plaza de Armas Pedro Domingo Murillo, un criollo paceño que lideró una revuelta antiespañola en 1809, por el de la heroína aymara Bartolina Sisa, quien lideró el cerco a La Paz en 1781 en un intento de resistencia ante los españoles. Del mismo modo, Carlos Yujra Mamani insiste en que se deben rescatar los nombres indígenas a la hora de pensar el desarrollo urbano en una ciudad de al menos medio millón de habitantes.
FEMENINOS ACHANQARA / ACHANK'ARAY. Flor colorida AMANK'AY / HAMANK'AYA. Flor (azucena) KUKA. El árbol JAYLLI. Canción KUSI. Próspera, la que siempre tiene suerte en todo PANKAR / PANKARA. Flor. Llena de vida, risueña PAQARI. Eterna, la que no envejece PHUYO. Pluma. QHESPI. La que siempre sobresale entre las demás. QILLQA. Designada, marcada por los Dioses KORI. Valiosa, misericordiosa, mujer de gran utilidad QOLLQI. La que nunca se desmoraliza SISA. Inmortal, la que siempre vuelve a la vida TINTAYA / TIMTAYA. La que consigue lo que quiere WARA. Lucero WARAKUSI. Admirable, la que provoca admiración WARAQUCHA / WARAQOCHA. Lucero del mar WARASISA. La flor que se convirtió en lucero WARAYANA. La estrella que viene de lejos WAYLLA. Protectora, misericordiosa, la que acoge en su casa WAYTA. Adornada, engalanada, bien vestida WILLKA. Sol. Poderosa YANA. Extranjera, venida de otras tierras MASCULINOS ACHACHIK. Antepasado, abuelo ACKONQHAWAQ. Centinela blanco AMARU. Duro, fuerte, incorruptible ANKUWILLKA.
Nacido en época de fiesta, el que siempre llega en el momento oportuno WAYWA. Inquieto, travieso, veloz como el viento WAYNA. Fuerte y trabajador incansable WILLKA. Sol, rey poderoso, el que tiene grandes poderes YAMKI. Título de nobleza, señor YUPANKI. Memorable, digno de estima, el que sirve de ejemplo y de guía, invalorable